jueves, 27 de septiembre de 2012



Una situación frecuente es cuando los padres se desesperan porque el niño ha comido bien, ha dormido mucho, su colita está seca… y no deja de llorar. Y es que a veces se olvida que las necesidades del bebé no son sólo físicas, sino también afectivas. Por ejemplo, un recién nacido puede protestar porque se siente solo y reclama a su madre (el contacto corporal es tan importante y vital como el alimento).
El bebé no nace con capacidad de decisión y las experiencias le vienen dadas; si no hay un adulto que desee comunicarse con él, se queda apagado y triste, y esa carencia puede marcarlo de por vida en el ámbito afectivo. Es como no poner a una planta abono: crece, pero no de igual forma.
El niño necesita un ambiente cálido y acogedor, y los padres no deben privarle de muestras de cariño y ternura, de besitos, palabras amables, caricias y abrazos que hacen que el bebé se sienta querido. El amor es uno de los pilares sobre los que se asienta la confianza.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Recién nacido



En sus primeros días, el bebé comenzará a adaptarse a su nuevo ambiente, aunque parezca que sólo tiene energías para dormir. De hecho, muchos niños muestran pocos deseos de comer durante los primeros días y es perfectamente normal que pierdan un poco de peso. También es muy común que hacia el tercer día de vida presenten un ligero color amarillento en la piel: se llama ictericia y se debe, entre otras cosas a cierta inmadurez de su hígado. Suele desaparecer con medidas generales alrededor de la primera semana de vida. En los casos de que la pigmentación sea importante será necesario que el médico lo evalúe.